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Séptimo Inning, una semilla para el deporte en Barrancabermeja

Iniciativas como la conformación de equipos no lucrativos en distintos deportes favorecen la inclusión y crean lazos sociales para el desarrollo de una comunidad, además contribuye en la salud física y mental de las personas. Sin embargo debido a la falta de recursos y condiciones económicas niños, adolescentes, jóvenes e incluso adultos, no tienen la oportunidad de practicar alguno.

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Fotografía cortesía de Víctor Miranda: Escena de la cancha de “sotbolito” del CASD.

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Warriors, que su significado es “guerreras”, inició como un semillero conformándose solo por mujeres equivalente a un juego completo de catcheria, 24 pelotas y dos bates donados por “Maritza Moreno, dueña de una cafetería”, manifiesta Víctor Gustavo Miranda Narváez, el creador de Séptimo Inning, una organización deportiva independiente de Barrancabermeja, sin ánimo de lucro, que promueve el sóftbol femenino y masculino desde la etapa de iniciación y que está afiliada a la Confederación Mundial de Béisb[1] ol y Sóftbol (WBSC) el organismo rector internacional de esos dos deportes. 

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Víctor Miranda de 53 años de edad es un docente de áreas como: matemática, física, artística, tecnología, y metodología de la investigación, además es  arquitecto, avaluador de inmuebles y maquinaria, incluso hace parte de grupos de danzas. También es el entrenador del equipo deportivo de sóftbol qué se hizo legal en mayo del año 2017 y que según él, conformó aprovechando su herencia de destacarse en ese deporte al haber hecho parte de la selección de sóftbol de la Universidad Santo Tomás. “Quise conformar el equipo como una respuesta al decaimiento de deportistas en esta ciudad y para aquellas personas que no tienen la capacidad de pago para su aprendizaje”- dijo.  

 

                            El origen deportivo

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El sóftbol es un deporte de equipo en el que la pelota es lanzada por un jugador defensivo llamado pitcher o lanzador y  por un jugador ofensivo llamado bateador, según la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol (WBSC) se originó en Chicago el día de gracias en 1887 cuando un grupo alrededor de veinte jóvenes se reunieron en el gimnasio del club de botes de Farragut para oír el resultado del juego de Football de Harvard contra Yale en dónde George Hancock, generalmente considerado el inventor del Softball, gritó, "¡Juguemos la bola!". La historia cuenta que él ató un guante de boxeo asemejándose a una bola, marcó con  tiza  un diamante en el piso con dimensiones más pequeñas que los de un campo de béisbol, (debido al espacio) y que rompió un palo de una escoba para que fuese como un bate.

Posteriormente en Colombia lo jugaban varios aficionados especialmente en el sector de la costa norte, quienes más tarde lo hicieron bajo un reglamento pero sin un control oficial. Según un informe que se encuentra en la biblioteca digital de la Universidad del Valle, inicialmente en el país lo practicaron las mujeres, debido a que los hombres que lo jugaban eran objeto de críticas e incluso de insultos. En el año de 1944 se hizo un juego por primera vez en lo que se llamó La Cabaña, ubicado en el barrio de Manga en Cartagena, con tres equipos así: Orquídea, Juventud y Caribe. Los organizadores de este primer torneo triangular fueron: Nicolás Charmie Abuchar, Eugenio González, José Flórez y Carlos Vásquez Luna. Y de esos tres equipos salió la selección nacional que en 1946 representó a Colombia en los juegos centroamericanos y del caribe que se realizaron en Barranquilla llevándose el tercer lugar con la medalla bronce. Las integrantes de este primer seleccionado nacional femenino fueron entre otras: Francisca Miranda, Ana Mercedes Flórez, Sonia del Valle (mejor jugadora), Cecilia Vargas, Carmelita Pasos, Juanita Cueto y Lucía Miran.

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En Barrancabermeja se empezó a practicar este deporte un sábado 24 de agosto de 1957 en donde se jugó el primer partido de sóftbol. Según informes,  un martes 10 de marzo de 2009, en la página web del medio de comunicación Vanguardia Liberal, el encuentro se disputó en el diamante de la que era la cancha Shannon, donde se inauguró el primer campeonato de sóftbol en el Puerto Petrolero.

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         El rescate del juego de las bolas y los strikes

 

El juego conocido popularmente como el deporte de la 'pelota caliente' comenzó su auge de la mano de obreros e ingenieros norteamericanos que llegaron a Barrancabermeja a trabajar en la antigua Refinería Intercol (anteriormente La Troco) hoy en día Ecopetrol S.A.

Con golpes a la pelota y una distinta forma de jugar comenzaba a morir la historia del béisbol local, del cual solo existían seis  equipos (Las novenas de  Llaneros, Compadres, Shell, Refinería, Parnaso y El Centro), que con el tiempo tuvieron sus diferencias por el poco auge de participantes; el peso de la pelota y la dificultad de desplazamiento rápido en un campo abierto exigía buen físico para los futuros cincuentones y pensionados. Por eso, la velocidad en los desplazamientos y la potencia en los brazos fue cambiando por un deporte más suave que al igual exige destreza y fuerza pero que solo necesitaba de siete entradas, un promedio de dos horas de juego en un terreno más pequeño y de mayor auge entre aficionados.

 

Actualmente, Séptimo Inning, es uno de esos equipos que mantiene ese juego vivo y en el que se le ha dado la oportunidad no solo al deporte si no a los adolescentes, jóvenes y adultos de practicarlo.

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El equipo inició con 25 mujeres y 25 hombres, sin embargo, el proceso para llegar a ser lo que es hoy en día una organización no ha sido fácil para el equipo. Al principio una de las dificultades que se presentaron según el docente Miranda, fue la continuidad de los aprendices debido a que es una disciplina que requiere mínimo de 600 horas de entrenamiento. Por otra parte, los instrumentos de uso y protección para jugadoras zurdas y posteriormente la falta de recursos financieros para la participación de eventos municipales. Víctor, manifiesta que con el apoyo de su amiga Heidi Sierra quien se ha convertido en su ayudante de mano derecha y que llegó por referencia de uno de los jugadores del equipo, logró comenzar a fortalecerlo más. Están conformados tres grupos: el de iniciación, damas menores y adultos mixtos.  Quienes desde un principio y antes de la pandemia por el Covid-19 entrenaban dentro de la Institución Educativa José Prudencio Padilla -Casd.

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Gracias a que sus primeros resultados en los juegos intercolegiados del municipio fueron positivos, motivo que permitió que los directivos de la actual entidad en la que labora el docente y en dónde estudian y estudiaron la mayor parte de los integrantes de Séptimo Inning, dejaran tomar un espacio como campo para apoyar el entreno de los estudiantes en sus tiempos libres cómo lo eran los descansos.

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                         Una herramienta pedagógica

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Séptimo Inning resalta la importancia que en Barrancabermeja se creen y se apoyen los distintos deportes que pueden contribuir al desarrollo social y de cada individuo. “El sóftbol siendo un deporte de conjunto diferente, lo promuevo por salud, por mayor motricidad fina, ganancia en musculatura, coordinación corporal y como herramienta pedagógica para el fomento de lazos afectivos y recuperación de valores sociales, así también como una alternativa de escape y lucha contra las tentaciones no ortodoxas”, manifestó el entrenador.

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Víctor asegura que ha podido llevar el sóftbol a las aulas y las aulas al sóftbol, lo que hace es una transversalidad con matemáticas, física o química, y toma como ejemplo los chicos que son un poco irritables en su comportamiento, dice que el sóftbol les ayuda a generar un poco de control sobre ellos porque tienen que buscar la forma de cómo manejar tres instrumentos: el guante, el bate y la pelota. Lo que les genera obligatoriamente tener paciencia. “Manejamos mucho el tema de valores, los jóvenes hoy tienen la facilidad de decir vulgaridades y es allí donde la ética se fortalece, evitando esos actos”, afirmó.

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También manifiesta que el trabajo en equipo influye haciendo entender que se debe llevar al hogar y a la vida para lograr objetivos, comenta que incluso ha tenido momentos en la academia en los que sus estudiantes y a la vez jugadores no tienen un buen desempeño o están sin ánimo y les hace notar y sentir que necesitan ser personas altruistas. Motivo que lo ha llevado a decir, “Muchos llegan, pocos se quedan”, refiriéndose a quienes abandonan el equipo, sin embargo ha logrado pasar fronteras que al principio no le han sido fácil. 

 

Un ejemplo humano de fortalecimiento gracias al campo deportivo ha sido Marly Calderón Santos de 19 años de edad, quien es jugadora del equipo y actualmente estudiante de tecnología en Gestión Administrativa en el Servicio Nacional de Aprendizaje-SENA.

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Marly comenzó a jugar sóftbol a sus 14 años mientras cursaba noveno grado de bachillerato, se enteró por medio de una  amiga quien le comentó que Víctor había conformado un equipo y estaba en búsqueda de sus integrantes. “Al inicio no tenía muchas expectativas, sí me gustó el deporte, pero solo lo veía como un pasatiempo”, dijo Marly, que al tiempo tuvo otra mirada en el sóftbol proyectándose a ser la mejor en ese deporte, gracias a estar dentro de un equipo con expectativas altas debido a que cada uno tiene un rol en el campo en el que se desempeñan y cumplen sus objetivos de manera individual.

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Cuando Marly Dayana cumplió los 15 años tuvo un desgarre muscular, un incidente externo a la práctica del deporte, esto le afectó considerablemente y debía entrenar con precaución.“En el deporte siempre va haber un subibaja”, dijo mientras relataba que al comenzar en el equipo todas eran nuevas en esa disciplina y que no tenían experiencia en el campo, por lo tanto, al enfrentarse a otros equipos siempre les ganaban muchas carreras. A pesar de cada dificultad Marly asegura que el mejor recorrido ha sido todo el progreso que ha obtenido el equipo, tanto hombres como mujeres. Además, menciona que se siente satisfecha y que se encuentra en el punto donde mira hacia atrás y nota el avance que ha tenido a lo largo de casi seis años practicando sóftbol, ya que comparte tener un cambio radical.

 

En ese mismo progreso, la jugadora ha tenido un desempeño positivo y su mejor jugada fue este año en un juego mixto participando por primera vez en un campeonato del club, donde bateó y llegó a tercera base. “La mejor jugada y batazo que he hecho en todo el recorrido de mi vida con este deporte”, manifestó.

Por otra parte, Marly Calderón ayuda a su padre en su negocio y emprende vendiendo productos de repostería. Cuenta que su expectativa es ganar quedando en un buen puesto de un importante campeonato y que Séptimo Inning sea reconocido por todo el esfuerzo que tanto el profesor como los jugadores han hecho como equipo.

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No es tarde para batear la pelota.

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Según el entrenador Víctor, en el equipo deportivo puede ser incluida cualquier persona que desee acogerse a la filosofía que persigue la organización: a aprender a jugar sóftbol y volverse competitivo. Filosofía que adoptó William Pérez Rúgeles, otro jugador del equipo, quien tiene 45 años de edad y trabaja en un almacén de artículos deportivos y que hace más de tres años comenzó a jugar softbol animado por su hijo. Sus expectativas siempre han sido aprender y a pesar de que su dificultad  está en los entrenamientos, debido a los horarios laborales y temas de salud, se siente satisfecho.

 

 

Según el jugador, últimamente los compañeros le hacen ver que ha mejorado y siente que ha mejorado en el juego, y además le ha ayudado la calidad de su estado físico. Williman no ha identificado su mejor jugada, pero en un partido contra el equipo Pumitas el 26 de septiembre, recibió felicitaciones por parte de sus compañeros. “Íbamos empatados cuatro a cuatro y nos fuimos a extra inning (Un octavo Inning) y di el batazo que faltaba en la carrera, eso nos hizo ganar”, dijo.

Una semilla con un fin.

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Séptimo Inning que ha participado en torneos de índole gubernamental, municipal, regional y privado, no tiene convenio que lo respalde. Actualmente recibe apoyo de los padres de familia, algunas donaciones de implementos usados y patrocinios momentáneos. Pero tiene como misión promover el sóftbol femenino y masculino para fortalecer los valores sociales a través del deporte. Según su fundador, la visión que tienen es lograr que muchos jóvenes logren ser partícipes de becas  y eventos nacionales e internacionales, aprovechando la coyuntura y conexión con Panamericanas.

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“Para mí la competitividad sí es importante pero no a un nivel tan amplio, yo miro un momento de diversión en donde puedes relajarte y aportar a la salud, uno en el que le aportas tiempo a las buenas compañías, personas altruistas que te van a ayudar a ser mejor, porque dependiendo de quién nos rodeamos crece nuestro cuerpo, mente y espíritu”, aseguró Víctor Miranda. Es evidente que el entrenador tiene una visión distinta siendo docente a diferencia de cualquier entrenador que piensa únicamente en ser competitivo.

Según Marly Calderón lo que le hace falta al Distrito de Barrancabermeja para que más jóvenes y adolescentes se interesen por este tipo de deporte es darle una oportunidad. “La única manera que veo factible es que se interesen a través de los amigos que los inviten a jugar y que con paciencia le expliquen las técnicas, porque algunas veces al ser nuevos si no hay comprensión y terminaron disgustados con el deporte”, dijo.  Cabe añadir, que es común que uno de los factores para que los jóvenes se interesen de lleno en el deporte, es solo si son reconocidos y si tienen salida a la parte financiera, inclusive en el aspecto de publicidad.

Por consiguiente, la jugadora manifiesta que algo que hace falta para un mejor interés por el deporte en la ciudad es el apoyo por parte de entidades como Inderba y la Alcaldía Distrital de Barrancabermeja. Porque a veces el equipo no cuenta con los espacios para realizar los entrenamientos. “Por el momento abrieron nuevamente el estadio de sóftbol, pero nosotros estamos prácticamente invadiendo las canchas de fútbol para entrenar. Con un apoyo en este campo deportivo sé que otros jóvenes se interesaran”. Manifestó.

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PH. Suministrada por Víctor Miranda: Equipo femenino
Séptimo Inning después de un partido en el club Infantas.

Fotografía cortesía Marly Calderón: La jugadora (traje naranja) 

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Escrito por:

La comunidad debe conocer la importancia de un deporte que hace muchos años llegó al país y a la región del Magdalena Medio, el sóftbol,  que en Barrancabermeja es interesante y prometedor para el futuro de la región, así como también lo es para Séptimo Inning que actualmente entrena seguidamente de lunes a domingo bajo la disponibilidad de la organización en la cancha de tierra del barrio Aguas Claras de la comuna 2 de Barrancabermeja, y con  la dirección de Víctor Gustavo Miranda quien mantiene las energías necesarias para seguir en el proceso de un fin común, mientras tanto, en cada partido sus jugadores experimentan el significado del nombre de su equipo, sacando el momento de transición final del juego a la celebración del triunfo.

Yeluthzy Ochoa Herrera.

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