Joven desaparecida volvió a casa 20 años después

Esta es la historia de Ana Belén Becerra Silva, la joven que se fue de su casa y regresó veinte años después cambiada, con hijos y encontrándose con la grave noticia de que algunos seres queridos habían fallecido esperando su regreso.

Lucila Becerra, Efrain Becerra.




Welder lopez Becerra, Paola Lopez Becerra,
Jan Carlos López Becerra .

Padre de Ana (Efrain Becerra), nieta (Silvia Juliana Becerra).


Ana vivía con sus padres Efraín Becerra y Lucila silva, junto a sus ocho hermanos, es una de las mayores y por lo tanto junto a sus padres y hermanos mayores tuvo que pasar muchas necesidades, por la escasez de dinero, y la mala situación de la época de los años 1986.
Eran duros tiempos, donde a los hermanos mayores les tocaba dejar los libros a un lado y salir a buscar el pan de cada día, mientras que, a las mujeres, algunas quedaban en casa a cargo de los más pequeños, y las otras salían a trabajar de cocinera, lavar ropa y hasta cuidando niños en la cuadra.
Una familia tan numerosa que hasta las niñas tenían que ser hombres, y aguantar los duros golpes de la vida, crecieron en el barrio Buenavista del Distrito de Barrancabermeja, Ana se destacaba por ser una joven alegre, inteligente, y muy trabajadora. Le gustaba ayudar a su padre en su trabajo, quien en ese entonces era reciclador.
Con pocos recuerdos en su mente de aquel entonces, ella les habla a sus hijos hoy en día, de cómo ella iba de casa en casa ofreciendo sus servicios para trabajar como ama de casa y así poder comer y ayudar a sus padres. “recuerdo que iba donde Marbell y el gordo, a cuidar a los niños y a limpiarles la nevera; me ganaba 1.000 pesos y le daba 500 a mi mama yo me quedaba con el resto”.
“En el año 1988 recuerdo que estaba en un grupo de danza donde iba a bailar todos los sábados y practicamos todos los jueves por la tarde” Ana expresó entre risas. Allí conoció a quien sería el amor de su vida, su amor de juventud. Dice que ella quería que él fuera su pareja de baile, pero para su mala suerte a ella le tocó con Mario, el novio de su amiga Liliana, mientras que a su amiga le tocaba bailar con él.
Poco a poco fue entablando una amistad con Welder López, así se llamaba el joven quien, a los pocos meses de haberla conocido, le propuso que más allá de ser su pareja de baile fuera su novia, a lo que ella sin dudarlo respondió al instante que sí.
Con el pasar del tiempo y con un corto noviazgo a escondidas de su familia, ella quedó embarazada a los 19 años. Allí fue donde Ana reveló que el padre de su hijo era su compañero de baile y su novio, Welder. Acto seguido “sus padres citaron al jovencito a su casa a que fuera a dar la cara”. Después de todo lo ocurrido, con el pasar de los meses, cuando Ana tuvo a su primer hijo, la joven pareja tomó la decisión de irse a escondidas a vivir a Barranquilla. Ya que la familia del padre de su hijo se iría en unas semanas a vivir a la Costa Atlántica porque en Barrancabermeja asesinaban jóvenes a diario.
Cuando ya tenían todo listo y a pocas horas de su viaje, Ana y Welder, junto a su bebé de tan solo ocho meses de nacido, deciden decirle a don Efraín y Lucila que su hija y su nieto se iban a vivir a la costa. Sus padres y hermanos al escuchar la noticia, entre lágrimas y tristeza deciden apoyarlos y darles el sí y la bendición, “yo fui muy apegada a mi papá y él a mí, tanto así que lo acompañaba a todo lugar donde él iba, y el dia que me fui, mi papá me decía mamita no se me valla tan lejos hasta que finalmente lo convencí diciéndole que vendría a visitarlos”
Todo lo que brilla no es oro
El 10 de septiembre de 1990 Ana Becerra y Welder López, junto a sus suegros llegaron a Barranquilla. Se fueron a vivir a la casa de unos familiares del papá de su hijo. Llegando a la nueva ciudad, el rápidamente encontró empleo. Por otra parte, Ana se quedaba en casa con su hijo Welder de Jesus y su suegra mientras los hombres de la casa trabajaban.
Con el transcurrir de los años y al ver que todo marchaba tan bien, Ana quedó nuevamente embarazada, pero al parecer su hija había nacido sin signos vitales, “yo pienso que a mí me cambiaron a mi nena porque no me la dejaban ver, yo estaba sola y la escuche que nació viva, pero al cabo de varias horas me dicen que la niña murió porque venía fuera y tomó agua de fuente”, en ese entonces nada se podía hacer frente a esta situación porque se llevaba las de perder argumento Ana Belén.
“Para estas fechas perdí comunicación con mi familia, recuerdo que les enviaba telegramas a mis papas, pero luego de esto ya el servicio de mensajería dejo de funcionar y no supe de ellos”.
El 19 de febrero de 1993 deciden tener a su segundo hijo, lo llamaron Jean Carlos, quien fue un niño que nació con muchas complicaciones de salud y para Ana esto era algo muy preocupante puesto que en una ocasión casi pierde por segunda vez a un hijo. A medida que pasan los meses, que los niños empiezan a crecer, Ana ve que su relación cada vez va de mal en peor.
Ya casi no veía a Welder, supuestamente por que tenía mucho trabajo, toda la relación se tornó turbia, y discutían por cualquier razón, y fue justo cuando Ana quedó embarazada nuevamente.
Con tan solo 5 meses de gestación de su último hijo, ella se enteró que el motivo por el cual su relación iba decayendo cada vez más, era porque Welder, el padre de sus dos hijos y del que venía en camino, le era infiel y no solo eso; si no que también pocos meses después que Ana dio a luz a su segundo hijo, el no estuvo, pero no por su trabajo como ella pensaba, sino porque el, estaba con su otra familia y también había tenido una hija 5 meses después.
“Ya todo empezaba a tener sentido, cuando él me decía que trabajaba todo el día y solo llegaba a dormir. Después me enteré que a ella le decía que trabajaba de día y venía a dormir aquí” dijo Ana con la mirada ida.
Para Ana todo su mundo se empezó a derrumbar en mil pedazos. Pues ella no podía creer lo que le estaba pasando, cómo era posible que su familia se estaba quebrando en dos por culpa de otra mujer. Fue entonces cuando vino lo peor, Welder y Ana decidieron separarse y él se fue a vivir con su nueva familia dejando a su mujer y sus hijos en casa de sus padres.
Meses después Ana, se encontraba en la calle con la que sería la nueva pareja de Welder, del que en pocos meses fue el amor de su vida, por el que dejó todo a un lado para formar una familia, y buscar un futuro al lado de el padre de sus hijos.
Toda esta situación fue una tortura para Ana por que ella ahora se encontraba sola, en un lugar que no conocía y no tenía familia. Ya el padre de sus hijos no quería darles ni para comer, y está apunto de dar a luz a su última niña.
Al poco tiempo tuvo a su niña un 19 de febrero de 1996, el padre no aparecía, no se reportaba y quienes veían por ella y sus dos hijos eran sus suegros por que del padre solo se sabía que se había ido a vivir cerca de donde vivía Ana, pero cada vez que la joven madre iba por dinero a la nueva casa de Welder, este nunca estaba.
Ella apenada de la situación con sus suegros, porque ellos eran los que le daban el alimento diario para ella y sus hijos, Ana decide esta vez esperar a Welder en el lugar donde él tomaba la ruta para ir a su trabajo. Mientras él no hacía más que esconderse y no darle la cara a ella ni a sus hijos.
La mujer empieza a tener conflictos con su suegra, ella sentía que su suegra la quería correr de la casa. Fue en ese momento cuando Ana tomó la decisión de irse de esa casa junto con sus hijos, en las frías calles de la ciudad de Barranquilla, tuvo que pasar una noche con sus hijos de seis, tres años y su hija de tan solo 3 meses de nacida.
Con el pasar de los días Ana conoció a la señora María, que tenía una guardería de niños donde había llegado a pedir trabajo. Para su suerte doña María decidió ayudar a Ana junto con sus tres hijos, y no solo con darle el trabajo, sino que también le abrió las puertas de su casa para que quedara mientras ella buscaba dónde irse.
“Cualquiera hubiera tomado la decisión de regresar de nuevo donde su familia, pero yo con tan solo pensar la situación tan difícil que pasé, el pesan que somos muchos más ellos que también son muchos, eso me tenían entre la espada y la pared, sin saber si me aceptarían después de todo, además también me puse a pensar de cómo nos trataban a nosotros porque en ese entonces los padres eran rígidos con los hijos” dijo Ana.
El buen hijo regresa a casa
Eso dice el refrán y parece ser cierto. Todo el que se va, si es buen hijo, buena gente, buena persona, vuelve al lugar de donde partió. A veces regresa pronto, a veces después de mucho tiempo, pero vuelve.
A los años, Ana conoce a una persona con quien decide rehacer su vida junto con sus hijos. Después de todos los malos momentos que ella le tocó pasar, lejos de su familia por circunstancias de la vida, por fin se pintan buenas cosas para ella, por fin la vida la está recompensando.
En efecto, ella decide irse a vivir con Yobani Martínez, aquel hombre que conoció en una agencia de apuestas y chance donde ella trabajaba, le propone que se vayan a vivir cerca de donde ella vivía junto con sus tres hijos que ya tenían seis, nueve y doce años, un pueblo de donde el, Yobani nació, Caracolí Atlántico.
“Es un hombre muy humilde, joven, con buenas intenciones que solo quiere lo mejor para mí y mis hijos dije en ese momento. Y después de tanto tiempo decidí darme una nueva oportunidad en el amor”.
“Con el pasar de los años, mis hijos iban creciendo cada vez más, con una figura de un padre a su lado, que a pesar que no lo era biológicamente, siempre quiso lo mejor para todos nosotros, formar una familia, la familia que él nunca pudo tener”.
“Luego de esto, mis tres hijos ya con trece, dieciséis y veinte años me empezaban hacer preguntas de mí, de mi familia, de su familia materna, en especial mi hija menor que constantemente me decía que ella soñaba con mi papá a pesar de no haberlo visto antes, era algo muy extraño, pues ya habían pasado casi veinte años que no sabía nada de ellos allá en barranca” aseguro Ana Belén Becerra.
Ana no tenía ninguna intención de retomar contacto con su familia y hermanos por el gran temor del qué dirán, pero Paola, su hija menor, comenzó a hacerle muchas preguntas sobre su familia. Y fue tanta la insistencia de su hija que finalmente logró convencerla.
Luego de eso, explica la mujer, todo fue muy rápido.
Llegando a la terminal de transporte en Barrancabermeja Ana y su hija toman un taxi y forzosamente ella recuerda el barrio y algunos lugares. Hasta que finalmente llegaron.
La angustia por fin terminó
Con duda, con temor y un poco sorprendida Ana Belén comienza a reparar las casas una a una y se percata que todo, absolutamente todo ha cambiado, pero aún así da con la que fue su casa de la infancia. Al acercarse y llamar a la puerta en repetidas ocasiones, nadie sale a atender la puerta. Deciden esperar por un tiempo para saber si alguien llegaba, pero no, ella sentía que todo el viaje había sido en vano y era un caso perdido buscarlos por que ya no la estarían esperándola.
Cuando Ana decide dar la vuelta y darse por vencida. Justo en ese momento se encuentra con una mujer de avanzada de edad, Ana la reconoce, “es Marbell” dice ella, cuando Ana y su hija se presentan, Marbell, la vecina para que Ana trabajaba, no lo podía creer que era ella, esa joven que no veían hace más de veinte años, y que ya hoy era una mujer.
Y en medio de risas, llantos y recuerdos, Marbell la adelanta un poco de todo lo que había sucedido durante su ausencia, y que tanto su familia como amigos después de esperarla y no ver que ella se comunicaba, la buscaron por todos lados, hicieron varios anuncios en prensa, radio, televisión, y redes, y aun así no dieron con el paradero de Ana Belén Becerra Silva. Entre otras cosas cuando Ana empezó hacerle preguntas a Marbell por cada uno de su familia. Marbell le dio una lamentable noticia, y era que su padre, Efraín Becerra había muerto y siempre la recordaba y hasta el último instante de su vida la busco porque tenían la esperanza de que ella aún estaba viva, a pesar que ya la habían reportado como NN.
Ana no podía creer que vino demasiado tarde, que ya su padre había muerto, sin verla, sin saber de ella, sin conocer a sus nietos y pensando que ella estaba muerta. En ese momento Marbell, mandó a uno de sus hijos a que fuera a la casa de uno de los hermanos menores de Ana, Jaime quien ya era un hombre. En ese momento, la noticia de que Ana Belén había regresado, se estaba regando en toda la familia y en todo el barrio de Buenavista.
En menos de media hora y lo que no había pasado en años, toda o bueno, casi toda la familia Becerra Silva, estaban reunidos en el barrio Buenavista, en aquella casa donde alguna vez vivieron su infancia, donde pasaron navidades y épocas en familia juntos, donde pasaron vacaciones en familia, pero sufriendo por la ausencia de su familiar.
Doña Lucila quien no dejaba de abrazar a su hija perdida, que por fin la tenía entre sus brazos, por otro lado, Luz Marina, Jaime, Efraín, Maira Eugenia, Neuponesenia, Bernabé, Secundino y Benjamín, todos hermanos de Ana Belén, no paraban de hacerle preguntas del ¿por qué?, por qué no había regresado, el por qué no había llamado, el por qué no había aparecido. A lo que ella responde entre lágrimas y pidiendo a cada uno de ellos que la perdonaran, que ella no pensó el regresar porque pensó que después de todo no la aceptarían.
Luego de esto, se organizó una fiesta donde familia, conocidos, y demás asistieron a darle una bienvenida a Ana Belén, quien ya llevaba veinte años que no tenía comunicación con ningún miembro de su familia y que incluso la daban por muerta. Entre tantas risas, llantos y anécdotas, sus hermanos contaban como casi diecinueve años después de su presunta desaparición, la familia decidió poner un último anuncio más donde se manifestaba que su padre quería despedirse. Y fue así como llegaron varias Ana Belén haciéndose pasar por ella, pensando que todo era por una herencia familiar.
Posterior a ello, cuando ya por fin todo estaba aclarado, Ana también tenía muchas preguntas por hacer. Como que le había pasado a su padre, a lo que doña Lucila responde que él se calló y se golpeó y debido a eso murió para el mes de julio y sus últimas palabras fue llamar a su hija, su hija perdida, justo el mes en que la hija menor de Ana soñó la última vez con su abuelo que solo conoció por sueños.
Dos meses más tarde, Ana finalmente tenía que regresar de nuevo a Barranquilla, pues allá se encontraba Yobani, (su esposo) y sus dos hijos. Pero esta vez sí estaría en constante comunicación y regresaría en vacaciones.
Hasta la fecha de hoy, tanto Ana y sus hijos, y su familia en el Distrito Barrancabermeja, actualmente tiene frecuente comunicación por medio de objetos tecnológicos y con mucha frecuencia en vacaciones ella va a visitarlos e incluso doña Lucila y algunos familiares ya han ido en diferentes ocasiones de visita a Barranquilla.
Welder Lopez Molina, Paola Lopez B,Welder
lopez B, Jan Carlos Lopez B, Ana Belen Becerra.
Welder Lopez B, Paola Lopez B, Ana Becerra,
( la actual pareja de Ana Yobani Martinez),
Jan Carlos Lopez B.
Ana Becerra en el 2010 en un bus de
Brasilia viajando hacia Barrancabermeja.
Efrain Becerra (Padre de Ana Becerra),
Neuponesia Becerra(hermana de Ana),
Hijo de Neuponesia
Ana Becerra; 2020, Barranquilla

Actualmente ya han pasado once años, después de lo sucedido con Ana, doña Lucila murió pocos años después que Ana Belén apareció, y actualmente Ana, se siente feliz de poder haberse reunido nuevamente con su familia y seguir haciéndolo, pero no deja de pensar en el tiempo que perdió pensando si volvía o no mientras Efraín Becerra, su padre, se debatía entre la vida y la muerte, sin ella imaginarse que cuando regresara, ya sería demasiado tarde.
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