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Madre conoce a su hijo 26 años después

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Foto: Barrio de Santa Rosa

Fotografía de: Caracol radio

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Foto: Ejemplo, abrazo familiar 

Fotografía de: Diario nuevo día digital

Cuando estaba buscando una historia interesante para publicar en la revista COMPAZ, me encontré con la historia de una mujer, a la cual, la vida le quitó la oportunidad de ver crecer a su hijo mayor, y solo después de 26 años, el destino los dejó reencontrarse. 

Carmen Jiménez creció en el seno de una familia numerosa, en el municipio de Santa Rosa Sur de Bolívar. Como la tercera de nueve hermanos, tuvo que empezar a trabajar desde muy joven para colaborar con las necesidades de la casa; y no tuvo la oportunidad de estudiar. Ya que la familia no contaba con los recursos necesarios para que todos los hijos fueran a la escuela. 

 

Eran tiempos difíciles, sin embargo, esto no detuvo a Carmen de luchar cada día para salir adelante. Era 1984 cuando con 15 años de edad obtuvo la oportunidad de trabajar en la casa de una familia acomodada. Y fue en ese lugar donde le enseñaron a leer y escribir.

Fue en ese momento cuando conoció a Emanuel Rodríguez, que con 26 años y trabajaba en lo que le saliera, ya fuera de obrero o cargando bultos o las maletas en el muelle.

 

A pesar de que le tocó madurar a una edad temprana Carmen como cualquier joven de su edad, soñaba con encontrar al hombre de sus sueños, para poder casarse en el futuro. En un inicio ella estaba muy interesada en una relación con Emanuel, pero después de dos meses de insistencia, decidió darle una oportunidad.

 

“Recuerdo que cuando lo conocí, no me llamó la atención, era demasiado mayor y coqueto para mí; yo empecé a sacarle el cuerpo cada vez que lo veía, pero él se iba a diario y me esperaba cuando salía de la casa de Doña Martha. Me acompañaba hasta la casa, y en una de esas nos hicimos novios”

 

Un noviazgo que inició con cariño muy pronto se tornaría en una relación demasiado tóxica.

 

Al comienzo de su relación todo parecía ir de maravilla, los dos trabajaban y una vez que finalizaban la jornada de labor diaria, salían al parque a caminar en compañía de los hermanos más pequeños de Carmen.

 

"Cuando cumplimos dos meses de estar juntos él me propuso que viviéramos juntos. Me pinto un mundo de color rosa, donde no iba a tener que trabajar tanto porque él se encargaría de mí, también me prometió que me ayudaría para que ingresara a estudiar que por ese momento era lo que más quería. Acepté, y me fui a vivir en la habitación que él alquilaba”

 

Lo que Carmen pensó que sería el inicio de una nueva vida, terminó convirtiéndose en el peor error de su vida. “yo no podía hablar con nadie porque pensaba que lo estaba engañando. No quería siquiera que fuera a visitar a mi familia”. 

 

Una decisión que tomó, debido a su ingenuidad. Con ganas de tener una mejor vida al lado del hombre del que creía estar completamente enamorada, se convirtió en una tortura; Pero no todo salió mal, ya que tres meses después de vivir juntos, se enteraron que serían padres. 

 

Una oportunidad para ser una verdadera familia.

 

“Cuando me enteré que me encontraba en estado de embarazo, ya tenía más de dos meses, recuerdo que mi mamá vio cuando me levanté de la silla y enseguida me dijo, te dejaste preñar. Al principio no puse cuidado. Ella hizo la prueba de la cabuya y la respuesta fue positiva” 

 

Una especulación que muy pronto se confirma, cuando la barriga de Carmen se empezó a abultar. Fueron los meses más afortunados de la pareja. Emanuel consiguió trabajo con un maestro de construcción y la situación económica mejoró.

Alquilaron una casa en el barrio Las Carmelitas, y todo parecía ir de maravilla para ellos. El 7 de abril de 1985 nació José Manuel Rodríguez Jiménez con la ayuda de una partera. Lo que era una costumbre todavía muy común en el pueblo para la fecha.

                    Se vuelve a repetir la historia.

 

Cuando José cumplió un mes, Emanuel empezó a salir todas las noches, había días en los que siquiera regresaba a casa en las noches, la excusa que daba siempre era la misma "estaba en la gallera con el patrón y porque me pidió el favor que lo acompañara, como le voy a decir que no".

Hay un dicho que dice: "que el que la hace, sé la imagina", y con las salidas de Emanuel también regresaron sus celos irracionales, "a veces ni sabía que era peor, cuando llegaba o no lo hacía, porque volvía borracho a hacerme reclamos de cualquier cosa que se le ocurriera"

Cansada de esta situación Carmen se dispuso a tomar a su bebé y regresar a la casa de sus padres, quienes la recibieron a pesar de no estar felices con la decisión que estaba tomando de abandonar a su marido.

                              Una herida profunda.

Cuando se dio cuenta de la fuga, fue de inmediato a la casa de sus suegros a buscar a su familia, pero lo que encontró ahí, fue la resolución completa de Carmen de no volver a vivir con él.

Ella nos cuenta que le extraño que se tomara la noticia con calma, "lo cierto es que pensé que me iba a formar un problema, pero no, él llegó como un civilizadamente y me pregunto la razón por la que decidí dejarlo. Me pidió que no le negara la posibilidad de ver al niño y se fue".

Carmen no se imaginaba lo que estaba iba a pasar, después de cuatro meses de estar viviendo con sus padres, Emanuel llegó un día como muchos en esos meses a ver a su hijo y sacarlo a pasear al parque.

"Este hecho sucedió un domingo, me acuerdo porque ese día se hacían empanadas en la casa para vender, Emanuel llegó a eso de las 9 de la mañana, se llevó al niño porque le había mandado a traer una ropita desde Bucaramanga, entonces dijo que quería ver cómo se lo veía"

Pero llegó la noche y no se vio rastro del Papá ni del hijo, como a las 5 de la tarde Carmen regresó a su antiguo hogar para encontrarlo completamente vacío. Recorrió todo el pueblo preguntando a las personas si sabían algo del padre de su hijo, pero nadie le dio ninguna razón. Cuando hablo con la dueña de la casa que se enteró que Emanuel le había entregado la casa ese día ya que se iba, no le dijo a donde, porque le había salido un trabajo por fuera.

                              Seguir hacia adelante.

 

La pena casi enloquece. Les preguntó a los conocidos de su ex marido, pero ninguno supo darle una pista de donde buscar, y con el paso de tiempo y los años Carmen se encomendó a la religión en busca de consuelo que le brindara calma.

En la iglesia Pentecostal conoció a Rafael Fuentes, con quien se casó a los 18 años y tuvo cuatro hijas; Jennifer, Leidys, Karen y Kelly. Pero nunca se olvidó de su José, y le siguió pidiendo a Dios que le diera la oportunidad de volver a ver a su hijo.

En 1998 la tragedia volvió a tocar a su puerta y otra pérdida la dejó completamente devastada y con cuatro hijas a su cuidado, ya que su esposo sufrió un accidente laboral y falleció.

Con el tiempo y la ayuda de sus hermanos supo recomponerse para seguir hacia adelante.

                       Un reencuentro familiar

En el 2011, su hija Leidys le dio una gran noticia, había encontrado a su hermano mayor gracias a la ayuda de Facebook. Se encontraba residiendo en Gamarra Cesar, inmediatamente organizaron el reencuentro y la familia de cinco viajó para conocerlo.

"Estaba muy nerviosa, la última vez que lo había visto, apenas era un bebé. Realmente fue muy emotivo, solo podía darle gracias a Dios porque me dejó volver a tener a mi hijo entre mis brazos otra vez"

Como un hombre adulto, José le dio la bienvenida a su familia materna y trato de relatar cómo fue su vida en esos 26 años de vida. Él creció con una hermana de su papá, porque él viajaba de un lugar a otro por trabajo, creía que su mamá lo había abandonado cuando él era pequeño y por eso nunca tuvo interés en buscarla.

José tenía un problema serio de adicción a las drogas y le habló a Carmen de eso. Sintiéndose culpable por no haber estado con él en todos esos años, le pidió que se regresara con ellas para el pueblo, donde ella lo iba a apoyar para que saliera adelante de esa adicción.

Vivió con ellas durante unos 15 días, y con todas las cosas de valor que pudo cargar se fue un día y no volvió a tratar de aparecer frente a Carmen otra vez.

 

En la actualidad se encuentra muy arrepentido de lo que hizo y se encuentra recibiendo ayuda para superar su problema con las drogas.

La esperanza de una madre que siempre tuvo la fe, de creer que algún día su familia volvería a estar unida. 

Foto: Ejemplo de relación tóxica 

Fotografía de: Psicología online

Marcela Hernández

Escrito por:

De nuestros padres no solo heredamos unos rasgos físicos, unas costumbres o una educación. Heredamos también un modelo sobre lo que es amar, un sistema de valores y hasta un conjunto de principios que hicieron de nosotros lo que somos, buenas personas. Si esto fue realmente así, vale la pena repetir el modelo con nuestros propios hijos.

Como padres podemos cometer muchos errores, eso sí que lo hacemos. Pero, lo importante es rectificar y apuntar a ser cada vez mejor. Los niños aprenden más observando a la gente a su alrededor que con palabras.

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