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La pandemia no detiene a los creyentes

Tras la llegada del Covid-19 a Colombia fue ordenado cerrar cualquier establecimiento que promoviera aglomeraciones, incluyendo las 20 sedes de iglesias evangelistas del MMM situadas en el Distrito de Barrancabermeja y sectores aledaños. 

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Para muchos, su vida religiosa y espiritual es lo más importante, sin embargo, ir a la iglesia en pandemia se convirtió en un proceso, negativamente, simple y con muchas restricciones.

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Según la revista de MMM, Impacto Evangelístico, estas iglesias tienen más de 100 mil miembros repartidos, y aproximadamente 6,000 congregaciones  alrededor de 60 países. Estos creyentes acostumbraban a ir varias veces por semana a los cultos programados y demás actividades que allí se realizan.

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Desde que se vieron limitados por el riesgo de contagio los líderes de dichas iglesias optaron por alternativas como los ‘cultos virtuales’, que consisten en transmitir en vivo una predicación, tal y como lo hacían en las iglesias, incluso tocando canciones agrupando los instrumentos en un pequeño cuarto decorado con las letras MMM o frases bíblicas. 

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Para los que guían estas congregaciones el reto ha sido doblemente más difícil, pero la mayoría logró adaptarse, como Alyen Quintero, pastor evangelista de la iglesia ubicada en el barrio Brisas de San Martín en la comuna 6 de Barrancabermeja, fundada hace ocho años por él mismo.

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“Empecé por virtualizar las actividades religiosas, tuve que adaptar una pequeña habitación de mi casa con un teclado y un micrófono, acompañado con un fondo de cartulinas de colores pegadas en la pared. Ahí hacíamos transmisiones casi a diario por aproximadamente 8 meses, hasta que finalmente se pudo reabrir la iglesia” afirmó el líder evangélico.

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No obstante, el Pastor no está de acuerdo con el tipo de supervisión que mantiene la Alcaldía sobre el cumplimiento de las normas de bioseguridad en el Distrito Especial.

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“Creo que el gobierno debería poner más mano dura a quienes incumplen con las normas de bioseguridad. Vemos muchos establecimientos de venta de bebidas embriagantes sin ningún tipo de control. Además, marchas que ni siquiera cumplen con las más mínimas normas de bioseguridad” dijo el dirigente.

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La iglesia dirigida por Alyen Quintero reabrió el 16 de octubre del presente año, sin embargo, esto no fue el fin de sus preocupaciones, puesto que solo bastó un mes de cultos presenciales que lo llevaron al contagio, como consecuencia cerró indefinidamente el establecimiento.

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Este tipo de actividades presenciales en las iglesias del MMM ahora son normales y suceden casi a diario, sin embargo, algunos de los asistentes no han logrado adaptarse, como es el caso de Diana Ortiz, quien lidera a las mujeres de su congregación y quien asiste a estas actividades presenciales que se vienen realizando desde que las iglesias del MMM abrieron paulatinamente en octubre del 2020.

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“No es lo mismo que antes, que uno podía saludar a los hermanos y quedarse un rato charlando después del culto. Ahora todo es muy rápido y con protocolos. Ya no son las mismas costumbres” expresó la creyente.

Desde dominicales hasta bodas.

 

En este proceso de adaptación por parte de esta comunidad religiosa se expande cada vez más la lista de eventos que tienen permitido realizar en cada templo, siempre cumpliendo las normas de bioseguridad.

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Entre esos eventos están los conocidos cultos dominicales, que, antes de la cuarentena obligatoria, consistían en una predicación de aproximadamente dos horas y un momento musical. Por último, las indicaciones del Pastor sobre las actividades de la semana. Esto se daba cada domingo, dos veces al día.

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Los dominicales no solo eran los cultos más largos de la semana, sino que también los más concurridos. Dumar Quintero, quien trabaja en la seguridad de la sede principal del MMM de Barrancabermeja, ubicada en el barrio Palmira, en la comuna 1 de la misma ciudad, afirma que alrededor de 200 personas asistían, incluyendo niños y personas de la tercera edad.

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En la actualidad los dominicales tienen una duración de aproximadamente una hora y un cupo máximo de 50 personas incluyendo al predicador y los músicos, así como el personal de sonido, luces y seguridad. Debido a esto, los líderes de estas iglesias han tenido que doblar esfuerzos, llegando a dar hasta 5 cultos por domingo.

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Por otra parte, las ceremonias matrimoniales han sido otro de los grandes retos para esta congregación, pues varios de estos creyentes tenían planeados sus casamientos para estos últimos años. Aunque la pandemia no fue impedimento para realizarlas, sí marcó una serie de modificaciones y recortes.

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Una de las bodas que se llevó a cabo fue la de Rubén Hernández y Zaira Martínez el 24 de octubre de 2020 en la iglesia principal del barrio Palmira. La ceremonia duró aproximadamente 40 minutos y tuvo como invitados a 50 familiares y conocidos.

 

“Fue un reto conseguir la cantidad de permisos que se requerían, pero lo más difícil de todo decidir a quiénes invitar, mi familia es numerosa, por lo que a muchos de ellos tuve que decirles que no podían asistir. Algunos entendieron la situación, pero otros pudieron ofenderse.” aseguró Rubén Hernández. 

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Para el 2022 esta comunidad espera aumentar la implementación de sus actividades religiosas con el objetivo de retomar completamente sus tradiciones, manteniendo la labor y dedicación a sus principios y creencias. No dejando a un lado la prevención para salvaguardar la salud de sus fieles.

Escrito por:

Michelle Luna 

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