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Huyendo del enemigo, un feminicidio anunciado

A María, la asesinaron bailando frente a una multitud, los celos obsesivos de su ex pareja la llevaron a la muerte y su crimen sigue impune a la fecha de hoy.



Fotografía suministrada por sus familiares

María lizdanier Montoya Alzate era una mujer oriunda de Barrancabermeja, a la cual le arrebataron la vida cuando sólo tenía 42 años, 3 hijas y hace muy poco se estrenaba como abuela.

Su hija Tatiana Montoya Alzate, quien en ese entonces tenía 23 años, viajaba constantemente a visitar a su madre y a sus dos hermanas de 7 y 2 años de edad a la capital, esta joven residía en Girón junto a su pareja y su adorada bebé de meses de nacida. Tatiana describe a su madre como una mujer luchadora, incansable y alegre, la que muchos admiraban por su carácter y tenacidad pero sobre todo por su servicio y amabilidad. Todo parecía feliz, el panorama era tranquilo hasta que se anunciara de a poco una tragedia que sucedería en el menor tiempo posible por parte de quien para todos era la luz de los ojos de María.

José Fernando Vega, es el papá de sus dos hijas y fue su compañero sentimental por más de 8 años, su relación con María habría empeorado los últimos 2 años tras presentarse constantes discusiones y peleas por celos y diferencias que parecían nunca ser solucionadas.

Todo comenzó un sábado 17 de Mayo del año 2017, María había tomado la decisión de separarse de José porque en más de una ocasión, el la habría golpeado en el interior de su vivienda e incluso en sitios públicos. Al parecer, Jose estaría feliz con su nueva novia pero aún seguiría atormentando las últimas horas de vida de su ex pareja. La noche del sábado, María iría a compartir con sus dos mejores amigas y sus parejas la celebración de compromiso de una de ellas, lo que jamás pensarían es que sería la última para María y el futuro esposo de su amiga.

María vestía esa noche de azul, salió de su casa al bar “La Industria” a departir con sus allegados, en el camino habló con su hija Tatiana, expresándole que se sentía liberada y con muchas ganas de darse una nueva oportunidad de vida lejos de maltrato y dolor. Sus hijas quedaron en casa a cargo de su única hermana Lisbeth Montoya, quien siempre estuvo con ella en todo el proceso de separación y la aconsejó siempre de la mejor manera para que lograra salir de tanta opresión.



En el bar, asistían alrededor de 25 personas y todo parecía normal y divertido, Jose Vega, se acercó al lugar a eso de las 10:30 pm a inspeccionar que haría su ex compañera sentimental y con quién estaría en el lugar. Por sorpresa, al sitio se acercó su actual novia, la cual molesta por lo ya visto, decidió marcharse y terminar con él de inmediato, según ella estaba cansada de caminar con el fantasma del pasado de Jose y se negaba a construir una relación en esa condición. El asesino, llamó insistentemente al celular de María para hablar con ella y preguntar si se podía sentar en la mesa, al no recibir respuesta de las llamadas, se sentó en la barra del establecimiento para estar un poco más cerca de ella. En el momento, María empieza a bailar con Wilmer, quien era el prometido de su mejor amiga y quien estaba ansioso y feliz por su pronta unión matrimonial. Jose, el presenciar esto, se llenó de ira al pensar que sería la nueva pareja de su ex esposa y disparó sin pensarlo en 6 oportunidades, 4 tiros para María y 2 para Wilmer, los mismos que fueron letales y hoy dejaron a unas hijas sin madre y a una joven sin esposo para llevar al altar.

El hombre inmediatamente huyó del lugar, Wilmer falleció instantáneamente y María fue trasladada al Hospital donde fue remitida a una crujía pero falleció en la misma, sus cuerpos fueron enviados a Medicina Legal y aquí empezaría todo el proceso de investigación que según una hija desconsolada no hubo atención frente a la muerte de su madre porque el poder va de la mano con la injusticia.

El proceso fue archivado, no se avanzó en la investigación y el agresor sigue en libertad, Jose Vega asegura que ella era la luz de sus ojos y jamás se atrevería a hacerle ningún tipo de daño, aunque son más de 15 testigos del hecho, parece que el bar donde aconteció esta tragedia se hubiera convertido en un fantasma, la Fiscalía no hizo nada para esclarecer el crimen que hoy lloran sus seres queridos.

Lo más insólito de este suceso es que a 2 días de su muerte, el señor Vega se presentaría en el entierro de la víctima acompañado de sus dos hijas, quienes al día de hoy viven con su papá y se niegan a creer la verdad que en su localidad rumoran, las mismas niñas que hoy día tienen 12 y 6 años y crecen con la ausencia de su madre.

El asesinato de María Alzate es uno más de los miles que se presentan en el país, de los cuales muchos no han sido esclarecidos y los asesinos siguen en libertad haciendo fechorías y arrebatando vidas.

“Nos queremos vivas, ni una menos”


Por: Vivian Díaz

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