Navegando por el río Magdalena y Ciénegas del Cesar
- revistacompaz
- 15 jun 2021
- 7 Min. de lectura

Ph: cortesía de la casa
Julio Chávez Simanca, de 62 años de edad, es un humilde pescador en Palestina/Tamalameque, durante años se ha dedicado a la pesca y venta de distintas clases de pescado que suelen tener el río Magdalena que rodean este hermoso lugar.
Todo empezó un 24 diciembre del año 1948, día nublado en Costilla/Tamalameque, un pequeño pueblo ubicado al sur del Cesar, zona agropecuaria, como todas aquellas que se pueden percibir en gran territorio cesarense. Su progenitora, Eribertha Simanca Martínez, de cabello afro y contextura delgada, estaba dando a luz a Julio Chávez en su propia casa acompañada de su querido esposo, Domingo Chávez Escobar, y la “partera”, señora quien hacía una labor parecida a un enfermero con una diferencia y son las distintas dotaciones para llevar a cabo un proceso adecuado a la hora de traer un ser humano al mundo. “En aquellos tiempos las tradiciones se conservaban en cada ciudadano, por ello, no había un pueblo que no tuviera su “partera” comenta Julio entre risas, juntando sus manos con mucho carisma.”
Julio es el mayor de cinco hermanos, cabe resaltar, que eran cuatro hombres y una mujer, dama a la que le sobraba cariño, Chávez recuerda que a sus seis años de edad, su papá le regaló por sus cumpleaños un anzuelo corto por la edad que él tenía en esa época, con ojos sonrojados y llorosos recuerda ese momento como si lo estuviese viviendo en el hoy. Cerca de su casa en Costilla quedaba un caño donde su padre todo los días lo llevaba después de almuerzo, además, de haberle regalado su herramienta para poder dirigirse a las aguas. Y así fueron pasando los años, hasta que a la edad de 12 años ya se dirigía junto con su segundo hermano Antonio Chávez Simanca, al caño, pues, estos solo llevaban tres años de diferencia de edades.
A los 15 años, su padre Domingo cada fin de semana se reunía con sus compañeros de trabajo y lo empezó a dar a conocer para dejarlo trabajar en la pesca, en horas de la tarde, ya que, la jornada de la mañana se dedicaba a estudiar, cursaba sexto grado de primaria, su padres lo llevaron a la escuela muy tarde, cosa que no le molestaba, porque en el aula de clases no era el único de avanzada edad. A partir de ese momento Julio Chávez tuvo claro sus horarios ese día en adelante, de seis de la mañana a una de la tarde en clases, por consiguiente, en las tardes a las cuatro estaría subiendo una canoa que navegaría alrededor del río magdalena, en toda la noche tipo 11 de la noche.
En ocasiones llegaron a estar a orillas del muelle en Barrancabermeja donde anteriormente no contaba con alguna infraestructura que hoy en día suele tener este sitio de antigüedad, donde, llegaban distintas personas de clase alta, media y los campesinos del lugar, el pescado abunda en esas aguas, por ello, grandes cantidades se ofrecían para la venta, el solo observaba, ya que, su padre y amigos del progenitor se encargaban de comercializar la mercancía, una arroba de pescado podría venderse hasta en 40 centavos. En menos de dos horas por los habitantes quienes madrugaron al muelle y sus turistas se llevaban toda la demanda, la favorita el bagre y bocachico.

Ph: Tomada de internet, muelle Barrancabermeja/Santander año 1960
A las 18 años de edad aquel niño de 12 años quién estaba comenzando a oler los vientos de naufragando en las Ciénega y ríos, era otra persona, sus grandes conocimientos con tan solo esas edad lo hacían grande alrededor de otras personas, para el año 1960, sus padres deciden cambiar de lugar de residencia e irse a otro lugar por condiciones de conflictos que se presentaba en ese entorno donde se encontraban, sus padres tenían que guardar la integridad de él y sus hermanos menores, entonces, con cajones( maletas) en hombros, y sacos llenos de implementos y consumos de la canasta familiar eran cargados por todos ellos hasta salir del pueblo.
Pasaron por un callejón a pie con miedo a no ser visto por algún grupo al margen de la ley, a eso de las tres de la tarde llegaron a una vereda que se conoce como la cueva del chulo, por ahí transitan muchos camiones con carga de productos agrícolas. El comenta que su papá desesperado por querer llegar a su destino que era Palestina se le atravesó al camión, sediento a que este se detuviera, riéndose dice: " así fue, el señor del carro aproximadamente de 30 años se detuvo y nos alejó de ese callejón oscuro, con muchos ruidos de pájaros que asustaban.
A las siete de la noche del mismo día llegamos a este pueblo hermoso lleno de bondad, gente trabajadora y muy amable, a seguir con nuestras vidas. El colegio no lo terminé porque me gustó más trabajar que estar sentado escuchando a un profesor que parecía un teléfono sonando a cada minuto. Cuando empiezas a ganar plata te olvidas de lo demás y es un error que cometió desde niño, lo dice con tranquilidad, no hay que arrepentirse de la vida, gracias a ella soy lo que soy, menciona una y otra vez, con la mirada al frente, claro, su destino hubiese sido otro si sus estudios en esa época fueran estado en primera lista de sus obligaciones, algo que no fue así, él mismo decidió ese camino (la pesca), mis hermanos algunos llegaron hasta tercero de bachiller, otro hasta primaria y así, la educación para nosotros no existía teníamos que trabajar y no porque faltara en nuestra casa un plata de comida, solo les apasionaba estar por las aguas. ¡Ay que vida esta! Exclamó con un suspiro profundo que no se sabe si en realidad era de felicidad o tristeza.
Entre carcajadas me dice: “nos quedamos para siempre, Palestina nos brindó muchas oportunidades desde el día que habitamos en ellas”, entiendo su emoción de tan solo ver a niños correr a pie descalzo por las calles sin pavimentar de palestina con una cuerda en mano, o un balón hace que el corazón comience a latir de manera inesperada, es enamorarse de las pequeñas cosas que la vida puede brindar , los pequeño negocios, grandes cultivos de, Melón, patilla, yuca, Sandía (patilla) la palma africana, en fin la vida agropecuaria como lo mencionaba Julio Chávez Simanca al comienzo de su historia.

Ph: Thalia Campusano Pedraza – Palestina/Cesar
Su labor como pescador continuo en el pueblo, y seguía yendo a orillas del muelle de Barrancabermeja/Santander, así mismo, a lugares como: Puerto Wilches donde intercambiaban pescado por plátano verde, el antiguo trueque para ayudarse unos con otros, así mismo, en el Banco Magdalena, la Ciénaga de Zapatosa y en el mismo río a orillas de Tamalameque tierra de la llorona loca, La vida del pescador no es nada fácil, aunque muchos comente que es un oficio de gente vaga que no le gustó estudiar, pero sin los pescadores Artesanales, no deleitaran un rico pedazo de Bocachico, y bagre, con el tiempo un pescador adquiere un conocimiento enorme, desde cómo se coge la atarraya (objeto o herramienta que se utiliza para atrapar peces) a el movimiento hacer para lanzarla al agua, se conoce más de 3 clases de pescados, escoges los adultos y dejas los más pequeños para que se reproduzcan adecuadamente.

Ph: Tomada de internet: muelle el Banco magdalena
El arreglo del pescado tiene que hacerse en una hora después de haberse elegido, por otro lado, si se encuentran en temperatura de 0° a 5°, se conservará por más tiempo y no llegará a un estado de descomposición, entonces como todo un profesional de la pesca hace un comentario de mucho interés y con muchos signos de interrogación,- ¿no estudie, pero tengo un talento y eso no cuenta cómo estudio? Esas explicaciones ni el mejor científico las podría dar. Estuve en muchos sitios con mi talento buscando el sustento de cada día, pues, aún vivía a sus 26 años con sus padres, fue el único de todos sus hermanos que se quedó bajo el techo de sus padres hasta el día de la muerte de ellos, su padre falleció a los 55 años de edad, en el año 1990, su madre, a sus 67 años el 6 de octubre del 2002, por una enfermedad que fue debilitando sus masas musculares, a pesar de la edad en la que Julio tiene, sus ojos empezaron a colocarse brillante en recordar estas fechas.
En este pueblo Chávez es conocido también con el alias de “julio tabaco” la Señora Virgilia Hernández Maury de la tercera edad comenta que muchos de los sabores de sus comidas fueron gracias a Julio Chaves, ya que, tres veces a la semana en horas de almuerzo el plato preferido en su familia era esos grandes, y frescas contextura de la proteína el pescado, sus sobrinas, Estella y Bertha, fueron criadas por el señor Julio, ya que, su hermana menor se trasladó a Gamarra/Cesar y se las dejo a cargo.
Este hombre moreno con acento costeño mezclado con el dialecto cachaco, dice que su vida emocional cambió cuando conoció su primer amor, si, su primer amor, ese donde en ocasiones nuestro ojos no observan lo que los demás a leguas logran mirar. Martha Pallares, modista del pueblo y tres años mayor que él, en unos de los atardeceres de Puertos Bocas/Tamalameque a tan solo hora y media en bicicleta estos decidieron juntarse como novios, noviazgos que en ese tiempo solía llamarse esposos sin haber pasado por una iglesia quizás, este amor no duró lo esperado por Chávez, siendo que Martha, le fue infiel con un compañero de pesca que solo se veían en las noches, pues la relación no era tan estrecha.
Hoy en día dice ya no vale la pena comentar esos amores que solo fueron una estrella fugaz en corazón de muchos colores de tanta alegría y amor en él, de todos los recuerdos en su memoria dice haber tenido tres novias, sus nombres los conserva en lo más profundo de su alma como un baúl de los recuerdos, nunca se casó solo educó a sus dos sobrinas que las ama como sus hijas que nunca tuvo, de igual forma ellas dos también lo consideran como su padre, aquel que estuvo en las caídas de bicicleta, días oscuros, y llevó por primera vez a la escuela menciona Bertha una de sus sobrinas con una sonrisa extremadamente grande llena de felicidad y agradecimientos por tanto amor.
En la actualidad tiene 60 años de edad y de vez en cuando se dirige a orillas de río magdalena, se queda hasta ver el último brillo del sol, muy poco pesca, ya sus años no permite estar tanto tiempo en las infinitas aguas, sus sobrinas en la actualidad se hacen cargo a todos sus gastos y en su casa no falta una panela, todo lo que con amor brindo, con amor vuelve y recibe esos frutos del pasado, muy querido por todo aquel que lo conoce, vive en las últimas casas de Palestina, un amplio espacio en las tierras que le pertenece donde hay gallinas, patos, cerdos y vacas, una brisa que le regalan sus árboles de mango y ese olor a tabaco, al pasar por ese sitio, se hace evidenciar que estas donde el pescador del pueblo, Julio Chávez Simanca, donde en esas manos llenas de cicatrices hay muchas historia por contar.
Por: Thalia Campusano
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