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Barrancabermeja del ayer y el ahora

Por: Lilibeth Acuña Otero

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Todo pareciera que se hubiese planeado aquella tarde, donde el sol acarició el despertar y despidió el atardecer, lo digo de esta manera porque la casualidad fue la protagonista de un encuentro fortuito, de pronto me encuentro con una mujer que a simple vista me inspiró para hacerle un homenaje, la contacte por una de mis redes sociales, le pregunté si me podía regalar una entrevista para que me contara sobre la historia de Barrancabermeja,  de una vez me dijo “claro que sí, con mucho gusto”, ese mismo día programamos el encuentro, la cita se dio en uno de los lugares que también hacen parte de la historia de nuestra ciudad, el Restaurante “El fogonazo”, allí se encontraba Elise Laurene Pusey Mitchell tomándose un tinto como de  costumbre.

En aquel momento lo primero que se me ocurrió fue decirle, cuénteme un poco de “Usted” y sin saberlo, me fui sumergiendo en su historia.   Ella, utilizando una manera tan natural, con una frescura interior, que cuando hablaba solo transmitía ternura, nació en Barrancabermeja en el año 1963, es hija de padres Sanandresanos, y dice “mi padre llegó a la edad de 15 años a trabajar en el Centro de Ecopetrol, luego viajó a San Andrés Islas a buscar a mi madre, se la trajo y se casó con ella en esta ciudad tan hermosa, tengo 11 hermanos,  de los cuales actualmente solo viven 9 y están en diferentes lugares de Colombia”. Aunque su lugar de nacimiento haya sido en este municipio definitivamente los rasgos físicos la identifican como una mujer Sanandresana, es morena, de pelo chuto, estatura mediana, su vestimenta es muy clásica, de una mujer adulta, mantiene vivo aún los diseños de moda antiguos, camina con una tranquilidad y es muy amable.

 

Es sorprendente que aunque su progenitor trabajaba en una de las Industrias mas grandes de colombia como lo es Ecopetrol, vivían en una casa muy humilde, como dijo Elise  “nos servía para protegernos del sol y de la lluvia”, con piso de tierra, techo de paja, un juego de taburetes en el que solo se sentaban los adultos, el resto de los miembros de la familia como eran niños y niñas se debían sentar en el piso,  la ciudad era tranquila, se gozaba de un clima acogedor, aunque en realidad la temperatura siempre estuviera alrededor de los 40° C. 

 

Había  una hermandad entre vecinos que todas las noches salían a la calle a divertirse con sus amigos y los juegos tradicionales de aquella época. Con gran nostalgia recuerda que cuando llegaban las fechas decembrinas, las navidades eran muy acogedoras ya que hacían el popular sancocho para todos e interpretaban su música con  instrumentos tales como guitarra, bandola y tamboras.

 

Siempre fue una niña muy aplicada tanto así que nunca necesito del famoso “Plan Educacional”, el que brinda Ecopetrol a los hijos de sus trabajadores, estudió su bachillerato en colegios públicos de la ciudad y luego se trasladó a Bogotá a realizar sus estudios superiores en la Pontificia Universidad Javeriana, es una fiel amante de las lecturas, afirma que es dueña de 1500 libros, los cuales algunos  reposan en la biblioteca de su casa y otros en cajas de cartón, todos de diferentes autores, ella comenta que le apasiona leer desde que una profesora de español en bachillerato le enseñó.



 

A medida que avanzabamos en la entrevista el bullicio del restaurante se iba apropiando de la tranquilidad, llegaron unos conocidos de Elise, se saludaron muy cordialmente y ella aunque el ruido de la música no nos permitía hablar con calma, se notaba que ya estaba acostumbrada a este lugar. 

Cuando regresó a su ciudad natal para continuar con su proyecto de vida, decidió ser una mujer  independiente, nunca se casó, aunque tuvo unas cuantas relaciones pero no resultaron ser estables, no tiene hijos,  como diría un popular adagio “se quedó para vestir santos“ o en su defecto “solterona”. Ha recorrido gran parte del país, pero siempre regresa a su tierra querida,  la ama tanto que le duele cada vez que abusan de ella. 

 

Después,  a sus 20 años la señora Pusey  se vuelve suscriptora del periódico “El Sideral”, uno de los primeros medios de comunicación de prensa escrita de Barrancabermeja,  donde los reporteros salían a captar noticias, entre historias vividas, cumpleaños diarios y demás, ella reafirmaba, “Como ya le dije, soy amante de la lectura”, tuvo la oportunidad de conocer el lugar donde se fabricaba este ejemplar, porque se volvió amiga de la familia Rojas, quienes eran sus dueños, también había programas radiales que pertenecían a la frecuencia 3020 donde  presentaba formatos como el magazín.



 

Hoy ve cuánto ha cambiado el pueblo donde nació y con gran desánimo asegura que  desafortunadamente el Municipio no aprendió a vivir sin la Industria Petrolera, se convirtió en una ciudad sin empresas donde solo tiene comercio y servicio; también dice que la cultura se rescatara cuando nos volvamos a aceptar entre nosotros mismos.

 

Luego de escuchar esta enriquecedora historia, es triste ver como con el pasar de los años se ha ido acabando todo; conocer a alguien Barranqueño con alma y corazón de literaria que le apasiona la lectura, que  guarda semejante cantidad de ejemplares, pero que a su vez, el poco interés de leer en la ciudadanía está llevando a las librerías a cerrar sus puertas, y pensar que son estos recintos los que mantienen viva la esencia de la historia. Por otra parte, está también la tecnología, quien  se ha encargado de quitarle valor a algo tan importante como lo son los libros. 

 

Por último, no podía terminar nuestro encuentro sin antes saber qué pensaba ella con respecto a qué Barrancabermeja lo convirtieran en un municipio de segundo nivel como Distrito Especial Portuario, Industrial, Turístico y Biodiverso. A sus 56 años afirma que la ciudad es más que petróleo, desafortunadamente sus gobernantes no han sido lo mejor para ella, y han dejado perder muchas cosas buenas;  de una manera radical dice que haberla convertido en Distrito Especial solo fue una decisión política y que la va a perjudicar. 

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