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Una tarde en el museo del petróleo

Por Luis Carlos Vega Omeara

Siendo las 2:30 de la tarde del domingo 29 de abril, el sol parecía que no tenía muchas ganas de salir, por el contrario, el día lucía extraño, muy fresco en la ciudad de Barrancabermeja; se rumoraba de darse temporales de lluvia, sin embargo, ya mi hermano y yo estábamos listos para irnos hacia el Museo del Petróleo.

Realmente vivimos muy cerca de este espacio y nunca habíamos ingresado a sus instalaciones, cabe aclarar que el museo del petróleo era privado y las personas que habitamos en el corregimiento El Centro muy poco podíamos ingresar y sólo las empresas que operan en el campo petrolero eran la únicas que tenían acceso a éste.

En la entrada confieso que había mucha gente, hasta pensé que no nos dejarían ingresar porque el horario es de 2 a 4 de la tarde, y llegamos a eso de las 3:30, ¿Barranca o  El Centro? Preguntó la vigilante, Sebastián mi hermano menor respondió El Centro, nos dieron una breve inducción del manejo que le están dando y de las tarifas que, aunque no están definidas, en algún momento existirán.

Después de la breve charla nos dieron dos tiquetes e ingresamos, frente a nosotros un auditorio no tan grande era la primera parada, no había guía, así que el recorrido lo inventamos a medida del paseo, la primera parada fue en una vitrina vertical con todos los tipos de rocas, nombre, exposición física, capa del subsuelo, y algunas características propias que se hacían evidentes al contacto visual.

Posteriormente mi hermano vio un montón de gente alrededor de una enorme mesa, algo así como una gran exposición, pero de artesanías, sí artesanías, y es que el arte es propio de los museos. Así que este no sería la excepción, además es una muy noble causa, porque hay una asociación de artesanos en el corregimiento El Centro, y se aprovechó la reinauguración del Museo del Petróleo para dar a conocer de sus trabajos, que también de vida y reactive económicamente a las familias del corregimiento.

Segunda parada: Centro histórico

El segundo salón un poco más grande que el anterior está atrapada toda la historia del petróleo, desde conceptos básicos del mismo hasta temas de perforación, tratamiento y producción de productos petroquímicos propios de la industria, uno que otro juego pensado en niños, esculturas y proyectos de jóvenes del colegio Blanca Durán de Padilla expuestos a la calificación de los asistentes, que por cierto, merecían el reconocimiento, desde los famosos “machines” construidos en miniatura con motor, hasta torres de perforación la visita del centro histórico también contaba con artefactos propios de la cultura indígena  de nuestra región del Magdalena Medio es decir de los “Yariguies” armas, utensilios de caza y prendas usadas en la época, un poco de historia sobre el significado que le atribuían estas tribus al preciado oro negro, que en su momento, para los nativos representaba la cura a casi todo tipo de heridas y enfermedades.

Como última estación un traje para ingreso a los tanques y una “full face” daban final al centro histórico

Historia general, un poco de todo.

 

El ultimo salón, pero no el final de recorrido contaba con un poco de todo, pues tenía historia del arte precolombino, historia de la comunicación , armas y sus avances y una enorme pared llena de pequeños cuadros con fechas y momentos históricos para la industria del petróleo, el mundo y el país, un enorme mural de una selva muy parecida al Amazonas y una cantidad de objetos llamativos, siendo sinceros a mi hermano y a mi esto fue lo que más nos gustó, sin duda alguna era muy entretenido este salón,  no sólo por lo que había sino por el ambiente a cultura, a razas y a historia totalmente desligada al petróleo, desde el primer teléfono hasta relojes con 96 años, esculturas es barro talladas por indígenas propios de la región, según lo que leí,  enormes vitrinas llenas de artesanías ansiosas por ser observadas, pues, el museo llevaba un buen tiempo sin funcionar.

Para mi hermano era la primera vez en un museo y aunque inicialmente no parecía muy contento en la tercera parada o tercer salón preguntó hasta dejarme sin respuestas, supongo que le gustó y si no fue así, por lo menos ya tuvo la experiencia, ya había mencionado el mural, pero es que es asombroso, es una selva entera con un explorador algo así como del África, son tres tableros grandes muy bien pintados y con una extensión de colores muy llamativos, como duda pregunté a algunos asistentes que a que lugar se les parecía y Luz Medina contaba que así era El Centro antes de ser explotado, pues eran tierras vírgenes pobladas por pocos humanos y muchos animales, algo así como la selva Santandereana, Camilo Muñoz, dándome la razón también lo percibió como una muy buena

Mural, selva salvaje- Luis Omeara

 

representación del Amazonas y su gran riqueza en fauna y flora, mi hermano como analista, también afirmó que para él era una representación de la conquista, y hasta le atribuyó el nombre de Simón Bolívar a un jinete que aparece en la pintura, sin embargo, aquí dejo una fotografía para ver con qué lugar lo relacionan.

 

Finalizando el tercer salón nos dirigimos a los objetos de la parte exterior, es decir, camiones, torres, válvulas, piñones, objetos e carga, brocas de perforación industrial, conteiner, el clima estaba muy fresco y aún nos quedaba mucho por recorrer, eran las 4:00 pm y se suponía que ya cerrarían, sine embargo nadie hizo ningún aviso y seguía ingresando gente, así que el recorrido debía continuar, Sebas, mi hermano menor se subía a todo lo que veía, hasta donde decía que estaba prohibido entrar, igual era para una foto, no demoraríamos mucho tiempo, fueron casi 30 minutos más recorriendo, hasta que nos sentimos algo agotados y paramos un momento en la certería a tomar algo.

 

Machín extractor de petróleo

Los camiones y los machines en tamaño real eran la sensación para mi hermano, a todos debía ayudarlo a subir, así pesara mucho y fuera prohibido, menos mal nadie lo notó, una torre en tamaño real tenía acceso, realmente no podía calcular la altura pero sé que sobrepasaba los diez metros fue lo único que lo frenó, `pues el miedo a las alturas y lo insegura que se veía hicieron que desistiera de subirla, menos mal pues allá no le podría ayudar ni permitir que subiera.

 

Carro macho

“Recuerdo que para tomar esta foto en el camión amarillo tuve que alzar a mi hermano y esperar que pasara la vigilante para poder entrarlo, se suponía que era prohibido subirse a los equipos”

 

Realmente la visita la finalizamos en el camión amarillo, porque andamos un poco más pero ya fue en vano, pues volvimos a lo que ya habíamos visitado. La visita al museo Samuel Schneider Uribe, museo del petróleo fue de gran sorpresa, el lugar es muy acogedor y mantiene un ambiente muy familiar, de esparcimiento para jóvenes y niños, reactivarlo y darle ingreso gratuito al público fue una maravillosa idea, pues llevaba mucho tiempo en el abandono y estancado, ahora, por lo menos genera la curiosidad de visitarlo, de ver qué arreglos le hicieron y de traer turistas al corregimiento, pues nos contaba la organizadora que mas o menos han entrado unas 150 personas diarias y que no solo habitantes del Centro, han recibido visitas desde Barrancabermeja y Bucaramanga, es decir que el museo está siendo visible y en temas cultura y de turismo esto es un haz que no habían sabido aprovechar,  no obstante el corregimiento está avanzando en otros proyectos en pro del mismo, donde el turismo y las visitas van aumentar un poco más, entonces, por qué no darse la oportunidad de visitar el Centro, entrar al museo, comprar una artesanía y apoyar a una asociación autóctona, porque no conocer un poco más del “oro negro” que nos mantiene aun con esperanzas de un futuro y una gran mejoría para nuestra ciudad, por qué no pasar una tarde en el Museo del Petróleo en familia, ¡es un gran plan!

desde los famosos “machines” construidos en miniatura con motor, hasta torres de perforación la visita del centro histórico.

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