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Vida al servicio de muchos

Por Jorge Eliecer Porras

Foto/Jorge Porras. Aminta Prada reconocida líder comunal de la vereda Los Laureles.

Servir a la comunidad es un placer que pocos pueden atribuirse, es la decisión de entregar tiempo, comodidad e incluso espacio familiar y dedicarlo a personas que en muchas ocasiones son extrañas, son puntos representativos de alguien que disfruta el desarrollo de toda una comunidad. 

 

Liderar grandes grupos, donde los problemas son pan de cada día y muchos de ellos complejos de resolver, pero la clave es buscar soluciones que dan como resultado un bien común.

¿Cómo hacemos?, ¿con quién hablamos?, ¿dónde vamos? Son algunas de las preguntas que el guía comunitario enfrenta a la hora de dar respuestas a su comunidad, e ir logrando comodidades para olvidar el abandono ejercido por los líderes tradicionales, son funciones que nadie impone, al contrario, con ese espíritu se nace. Ese don lo posee Aminta Prada Almeida, oriunda de Aratoca Santander, que por cuestiones de la vida llegó a vivir a Barrancabermeja y encontró su refugio en el barrio Los Laureles, espacio donde todo aquel que llega es llamado come mango, gente con un gran sentido de pertenencia por su territorio y esa característica no era ajena para Aminta, porque el servir hace parte de su estilo de vida.

En 1970 año de la llegada a la barriada de la líder comunitaria, pero no pasó mucho tiempo para que ella comenzara su trabajo por los demás, se fue vinculando con los pocos vecinos, que, para ese entonces, no sumaban más de cincuenta personas y de esta manera observaba las dificultades que aquejaban al sector. Calles en mal estado, donde los huecos no permitían el paso de vehículos y se destacaban por sus innumerables apodos como “piscinas”, “ríos” e incluso “bateas”, que de cierta manera al ser escuchados por los vecinos se reían por la tristeza o tal vez por la ironía vivida en su sector.

Pero eso no era todo, los servicios públicos no eran conocidos por los habitantes, la escuela estaba en pésimas condiciones, donde era posible visualizar un solo salón para las clases de los niños y ni qué decir de espacios recreativos y culturales. Todo estaba por realizar y era necesario el liderazgo de personas que llevaran en sus venas las ganas de trabajar por otros.

La mejor opción que se daba era la participación en la Junta de Acción Comunal (J.A.C) y por ende postuló su nombre a consideración de la comunidad, teniendo como respuesta la aceptación de la gente. Esto la motivó a esforzarse por desarrollar iniciativas para el aporte del mejoramiento en el sector, "contábamos en ese entonces con poco personal, a pesar de que el barrio tenía más de 20 años de existencia y los problemas eran muy complejos de resolver, aunque se mantenía en pie la fuerza de lucha", dijo Aminta Prada.

Su amplio recorrido al servicio de la comunidad le permitieron conocer autoridades de ámbito municipal y de este modo facilitar el trabajo por su barriada.

Por esos resultados, la unión de los vecinos alrededor de sus líderes se consolidaba y los frutos seguían llegando con el mejoramiento estructural de la escuela que contaba con un solo salón para asistir a 22 alumnos, y la ampliación se dio a 6 salones, la felicidad era desmedida y las evidencias consolidaban a esta gran mujer.

Las siguientes conquistas se dieron con la realización de la cancha de microfútbol, de futbol, construcción del puesto de salud, comedor infantil y parque entre otros logros. Pero el reto sigue y con la misma voluntad con la que empezó, Aminta confirma, que seguirá gestionando recursos económicos y humanos para consolidar un sector de paz y desarrollo.

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