Una nota embolatada
Por Yajaira Porras Trillos
Eran las 12:00 del medio día del sábado 27 de mayo del 2017. Todo estaba listo, las diapositivas en la memoria USB, el vestuario, la lectura del libro, incluso la alquilada del proyector. Mi hermano y yo estábamos preparados para la exposición del corte final en la materia de Hermenéutica.
“Yajaira, su turno”, me dijo el profesor. Mi corazón
comenzó a latir sin control alguno, las manos sudaban, los pies temblaban y la información que tenía en mi mente pareció desvanecerse. Introduje la memoria USB
en el computador, feliz porque me sentía lista, de momento; la memoria no permitió abrir los archivos. Mi vista se nubló por las lágrimas, me aterraba la idea de no poder exponer y no sólo yo, sino también mi hermano.
Dialogamos con el profesor y nos dio permiso de salir, tratar de arreglar la memoria y volver. Así lo hicimos. En el camino no paraba de rogarle a Dios su ayuda, entre tanto, mi hermano estába desconcertado, su rostro reflejaba desesperación, frustración; incluso rabia. Los dos no dejábamos de pensar, que tanto esfuerzo había sido en vano.
Llegamos a la casa, corrimos al computador, pasamos de nuevo los archivos del computador a la memoria y nos devolvimos a la Universidad. Al llegar, hicimos el mismo procedimiento con el computador y la memoria USB. El resultado fue el mismo, la reacción de los dos fue peor. Él se desesperó y yo comencé a llorar; todas las esperanzas habían desaparecido, creíamos que ya no había nada que hacer. Todo era nulo, oscuro. De repente, llegó un compañero del salón, “ya arreglé la memoria USB, no llore Yaja. Jorge no se desespere. Ya está lista para que puedan exponer”. No le creí, quedé en shock, yo sólo lo miraba y todo parecía estar en cámara lenta.
“vamos no se quede ahí, ¿no quiere exponer?”, ¡claro que quería exponer! Nos acercamos al profesor, él nos prestó su computador y sí, efectivamente la memoria estába lista para hacer nuestra exposición. En ese momento ya eran las 3:30 de la tarde y la clase se terminaba a las 4:00. Rápido, expuse antes que mi hermano, me tardé 15 minutos gracias a Dios, mi hermano expuso los 15 restantes y al final nuestra nota final, fue excelente.