Una mirada hacía nuestras raíces
Por Wilson Herrera Gómez
Foto archivo personal
“Compadre Chendo: usted que sabe componer sus versos que a mí me gustan tanto, ¿qué está pasando con el vallenato que ya no se parece?”. Interrogante, expresado por un campesino cordobés, al maestro Rosendo Romero Ospino, es una de las preocupaciones identificadas por la mayoría de las generaciones anteriores a la actuales asentadas en la región Caribe colombiana. Se trata de una de las tantas evidencias que muestran el peligro de desaparición en que se encuentra una de las manifestaciones de mayor arraigo y representación de la identidad regional cultural: la música vallenata tradicional de Colombia, nacida del espíritu de los pobladores caribeños.
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El compositor Rafael Escalona Martínez (q.e.p.d), considerado por muchos como uno de los más destacados compositores de esta música, refrenda la misma preocupación en una entrevista que concedió a la Revista Cambio en abril de 2005: “Lo mío es una especie de crónica costumbrista llena de historias reales sobre nuestras costumbres, cosas y personajes, de contenido poético en el que camina muchas veces algo de retórica y de metáfora. El vallenato que actualmente se hace es diferente al paseo original, tanto en su música y poética, como en su gramática. Otras fusiones musicales que han aparecido con el nombre de vallenatos son sólo eso, fusiones. Me parecen inquietudes juveniles que aparecen y se van”.
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La música vallenata tradicional es un género musical cantado, nacido de la conjugación de tres expresiones culturales diversas: los cantos de vaquería y los cantos responsoriales de los campesinos y esclavos negros durante el período colonial, las músicas de gaitas y maracas, las expresiones dancísticas de los indígenas nativos de la costa Caribe colombiana, y el aporte del lenguaje textual y los instrumentos musicales europeos, entre los que se destaca el acordeón diatónico. Este último instrumento es el líder de la identidad musical vallenata, y es acompañado rítmicamente por la guacharaca, de origen indígena, y por la caja, un tambor de origen africano, para dar paso a la creación de cuatro aires rítmicos: el paseo, el merengue, la puya y el son. Con el paso del tiempo, el Vallenato penetró los altos estratos de la sociedad, que inicialmente lo menospreciaba, y se consolidó como un elemento integrador.
La singularidad de la música vallenata tradicional está dada, principalmente, por su contenido literario de estilo narrativo, por medio del cual se expresan las vivencias cotidianas, los registros históricos y los sentimientos de un pueblo. Esto hace posible disfrutar de relatos llenos de realismo e imaginación, los cuales provocaron que el escritor Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura en 1982, expresara que “esta música y mis novelas son tejidas con la misma hebra” (revista Semana 26/04/1992).
Según el escritor Jaime Mejía Duque, la música vallenata tradicional “es producto del espontáneo goce de existir en fraterna comunidad”, (Duque, 2001) en donde prevalecen los valores primordiales para la convivencia pacífica. En efecto, esta expresión musical ha sido un elemento potenciador de las ganas y de la alegría por vivir, dadas sus características elementales de comunicación sana y de sensibilización con los entornos y vivencias comunitarias. De ahí surge su importancia como expresión cultural y vitalista, que lo consolida como un elemento determinante para la comunicación incluyente de diferentes estratos sociales, que permite generar una visión colectiva orientada hacia la tolerancia y la convivencia en función de un desarrollo social armónico.
El formato típico de la música vallenata tradicional está compuesto por el acordeón, la caja y la guacharaca. El acordeón, por su parte, tomó el lugar de instrumentos de viento melódicos de origen indígena como el carrizo y la gaita y se consolidó como el instrumento líder de esta música. Sin embargo, la música vallenata tradicional, puede ser interpretado tanto con los instrumentos típicos como en una sinfónica.
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Los cuatro aires considerados como propios de la música vallenata tradicional, son cuatro (4), dos (2) de subdivisión binaria: el paseo y el son, y dos (2) de subdivisiones ternaria: el merengue y la puya.
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El merengue, cifrado en 6/8, se presenta generalmente en tempo medio, aunque es posible encontrarlo también en tempo mucho más rápido. poliuretano. Con carrizo, antes de la llegada del acordeón, se tocaban aires como: son parao, marimba, puya, merengue y paloma. Entre los más antiguos carriceros o gaiteros se mencionan a Sacramento y a Basilio. (Clúster de la cultura y la música Vallenata)
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La puya, es el más veloz de todos. En este aire, el acordeonista tiene por norma no parar en ningún momento el acompañamiento en 3/4 de los bajos y suele efectuar complejos pasajes polirítmicos con la mano derecha.
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El son, tiene siempre tempo andante y acento obstinato sobre los tiempos fuertes del compás, en el acompañamiento de los bajos del acordeón.
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El paseo, que es el más difundido comercialmente de todos ellos, no tiene tempo preestablecido y por esta razón puede ser interpretado en tempo muy lento o extraordinariamente rápido.
Cabe destacar que La música vallenata, fue declarada patrimonio inmaterial de la humanidad por La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO) en el año 2015. Desafortunadamente existe un eventual desinterés por parte de los medios de comunicación, como la radio, de seguir promoviendo este género musical, dentro de su programación habitual, algunos locutores y programadores de radio, argumentan que esto se debe al ingreso al mercado de nuevos ritmos musicales, como el reguetón y la música urbana entre otros.
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Se ha ido perdiendo la riqueza cultural, el amor por las canciones clásicas, aquel Vallenato del recuerdo que enmarco a través de la historia un mito en cada uno de los amantes de este género y todas aquellas hermosas composiciones que ambientaron este folclor como por ejemplo , Nunca comprendí tu amor , interpretada por el Jilguero de América , Jorge Oñate y el Acordeón del Rey vallenato , Álvaro López , una composición de José Alfonso, “El Chiche” Maestre o una canción hermosa , como Lluvia de verano , interpretada y compuesta por el desaparecido , “Cacique de la Junta” Diomedes Diaz y el acordeón del también fallecido, Nicolás “Colacho” Mendoza no podía faltar en este pequeño repertorio , “El gigante” de la canción vallenata Silvio Brito , con el tema Historia de Amor , una poesía hecha canción , composición del desparecido, Nelson Puentes.
Manuel “Mañe” Mayorga, folclorista, locutor de radio y dueño del espacio, Los Pulpos del Vallenato, en la emisora , La Voz del Petróleo , ratifica lo afirmado en este reportaje, afirmando que su programa radial lleva cerca de 41 años y sigue como el primer día, dándole valor a los juglares del folclor vallenato, como lo fueron ; Luis Enrique Martínez, Alejo Duran Calixto Ochoa, promotores de la música del ayer, según él , porque ayer se le cantaba a la comadre , al amigo , al compadre , además los cantantes nuevos también tienen acceso a esas composiciones viejas , como la Vieja Sara entre otros .
Existen otros estudiosos del tema, Folclor Vallenato, como Juan Gossain, reconocido Periodista, que desde su punto de vista sostiene que el Vallenato no es un género musical, sino un género literario, Gabriel García Márquez, premio Nobel de literatura, en 1972 cuando volvió a Colombia, le respondió en Barranquilla que su libro Cien Años de Soledad, no era más que un vallenato de 350 hojas , así mismo Daniel Samper Pizano otro excelente periodista , dice que el vallenato debe volver a las fuentes , volver a oír bien la música de los clásicos de Escalona , de Leandro Diaz , de Alejo Durán , de Lorenzo Morales entre otros y descubrir muchas obras que están sepultadas bajo la hojarasca del vallenato comercial .
Hay que seguir reconociendo que el vallenato actual va hacia el abismo , contagiado de una enfermedad terminal que es la falta de imaginación , de inspiración , por los nuevos interpretes y los nuevos compositores , afortunadamente , gracias a Dios y a las grabaciones musicales podemos conservar a través de la historia y del tiempo , un sinnúmero de melodías clásicas , que seguirán sonando, aplausos para Jorge Oñate , Silvio Brito , Rafael Orozco , Diomedes Diaz , Poncho Zuleta , Beto Zabaleta , Daniel Celedòn , Farid Ortiz , entre otros , un legado musical para deleitar el oído de los amantes de la buena música vallenata , por los siglos de los siglos .